La Alhambra emplazada sobre la loma Al-Sabika, un espacio cargado de historia, magia y transformación de sus elementos, porque el mundo árabe estaba unido a la ciencia, con numerosas disciplinas materializadas en el complejo, como La Arquitectura, Geometría, Medicina, Botánica, Música, son sólo, algunas materias, que tomaban forma en el complejo musulmán.
El perfil de La Alhambra se dibujaba en el horizonte, bajo Sierra Nevada, fortalezas, palacios, exquisita decoración, jardines, fuentes, un maravilloso conjunto monumental, rodeado a la par de leyendas y ciencia, se presentaba en un caluroso día en Granada, mucho mas que arquitectura, generaba sentimientos y emociones.
Aunque de nuevo la visitaba, ofrecía impresiones distintas, el último reino musulmán de la península ibérica, me volvía a introducir en la historia.
Muhammad I, primer rey del Reino de Granada, fundador de la dinastía nazarí, no sin motivos, fijó en esta colina, el lugar para la residencia real.
La gran Torre defensiva del Homenaje dominaba toda la ciudad medieval, La Alhambra, de fortaleza, pasó a ciudad, gracias al agua, a su canalización a través de la acequia real, que se separaba del río casi milagrosamente, con un equilibrio perfecto, ladera abajo, permitiendo así, la vida en todo el conjunto.
El Generalife creado para abastecer de comida a la población, formaba las primeras huertas de La Alhambra, un vergel de cultivos y arboleda, garantizando la producción de alimentos.
Además de huertas, El Generalife era también palacio, y todo palacio contaba con jardín, con el elemento imprescindible, el agua, creando un espacio para el placer de todos los sentidos, con el aroma de plantas aromáticas, el colorido y tacto de las flores, el sonido del agua en la acequia, que podía incluso refrescar los pies a los visitantes, pero también tocarla, mientras se subía por la escalera del agua, todo un lujo, subiendo los peldaños y a la vez, refrescarte y jugar con el elemento de vida.
Desde la azotea de la Torre del Palacio de Comares, se divisaba el patio, de nuevo, un estanque, la armonía de una arquitectura de poder, donde la geometría y matemática estaban al servicio de la belleza.
Mientras la ciudad, la medina, giraba sobre el eje de la calle Real, las casas a más alejadas de los palacios, más sencillas eran, las más cercanas mas ennoblecidas, todo bajo dos kilómetros de murallas y distintas torres defensivas, que se afanaban en ensalzar una dinastía que, al mismo tiempo, daba muestras de fragilidad.
La Fuente de los Leones creaba un centro visual y poético perfecto, con uno de los poemas más bellos escritos en la taza de la fuente, el autor del verso fue Ibn Zamrak : «¿no ves que el agua por su taza corre pero ésta le cierra su cauce, igual que un amante cuyas lágrimas van desbordarse y que por temor al delator las retiene?».
Los leones símbolos de protección, defensa, poder, cada uno con rasgos propios, uno con características africanas, otro más finas y estilizadas, se dejaban ver en toda su plenitud, tras su restauración, mostrando el compacto mármol blanco, procedente de Macael.
Del análisis químico de las decoraciones policromadas de la Sala de los Reyes de la Alhambra, realizado por un equipo de la Universidad de Jaén, en uno de los laterales del Patio de los Leones, se desprende la utilización de un pigmento azul, conseguido a partir de lapislázuli, mezcla de minerales, los dorados de la bóveda muestran diferentes capas, oro, estaño, exhiben la riqueza de un espacio, de un lugar, creado para el disfrute.
El último rey nazarí de Granada fue Boabdil, quien aceptó la rendición de Granada, evitando, de esta forma, la destrucción de la Alhambra, decisión fundamental para mantener la belleza de la que hoy podemos disfrutar.
Boabdil abandonó la Alhambra, dirigiéndose hacia la zona de las Alpujarras, instalándose en Laujar de Andarax, actualmente ubicado en la provincia de Almería, antes de marchar a África, para morir en Fez.
Y, cómo se sintió Boabdil, marchándose de La Alhambra…
El conjunto monumental de la Alhambra se abre al mundo como construcción, que sin querer ser inmortal, fluye eterna, gira entre lo divino y lo exacto, el arte y la ciencia, la proporción y el desorden de la naturaleza, lo visible guarda aquí, siempre, secretos ocultos.
Enlace de interés: https://www.alhambra-patronato.es/150-aniversario
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