AYUTTHAYA, EL SILENCIO DE LA GRAN CAPITAL DEL REINO DE SIAM; Por Rosana Saburo

El tren partió del centro de Bangkok dirección a Ayutthaya, a 80 km al norte de la capital, con ventanas abiertas, vendedores dentro de los vagones, con los paisajes de arrozales inmersos en agua, todo ello significaba seguir en Tailandia.

Tras dejar la estación, aprovechando las zonas sombrías, el camino hacia la ciudad histórica se adivinaba, en tanto que asomaban las torres de color rojizo de numerosos templos y palacios, de la que fue, desde los siglos XIV al XVIII, la poderosa capital del reino de Siam.

Ayutthaya tuvo un poderío comercial, era una atalaya entre ríos y canales, unido a centro religioso y de poder, estratégicamente ubicada, y aún así, fue asediada y finalmente destruida en el siglo XVIII, por sus vecinos birmanos.

Actualmente Ayutthaya ha recobrado fuerza tras su inscripción en 1991 como Patrimonio Mundial, una capital ya desaparecida pero con todos los reconocimientos necesarios para que ahora los viajeros se paseen por sus recintos, disfruten de un espacio arqueológico único, un parque histórico.

Muchas fotografías bien pueden ser muestras de Tailandia, una de ellas está en la ciudad histórica de Ayutthaya, la cabeza de Buda unida a las raíces de una higuera, cuantas cabezas decapitadas de Buda desaparecieron durante la destrucción de la ciudad, pero esa, en concreto, hoy se ha convertido en un espacio sagrado, también muy fotografiado; Cómo llegó la cabeza de Buda hasta las raíces de la gran higuera, hay muchas teorías y leyendas, pero fue muy especial admirarlo.

En la excursión de un día a Ayutthaya sólo dio tiempo para ver los templos más importantes, y uno de ellos, es el que alberga la cabeza de Buda entrelazada a las raíces de la higuera, el Wat Mahathat.

El silencio de una ciudad grandiosa en siglos pasados, envolvió la visita a Ayutthaya, con sensaciones de calma y serenidad, como la que desprenden aún sin cabezas, los Budas decapitados.

Ayutthaya rebosaba historia, que aunque fue por mucho tiempo, olvidada y abandonada, permanecerá para ser admirada, como lo que fue, una de las ciudades más importantes de su época, ahora un tesoro arqueológico preservado.

Enlace de interés: http://Historic City of Ayutthaya and Associated Historic Towns

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BANGKOK, CONTRASTES DE PASADO Y PRESENTE EN LA CAPITAL TAILANDESA; Por Rosana Saburo

Más allá de todos los sitios turísticos de Bangkok, desde las vistas panorámicas que ofrecía la Torre MahaNakhon a 314 metros, se dibujaba una gran ciudad, abierta al Golfo de Tailandia, condicionada por el río Chao Phraya, con modernos rascacielos que combinaban con otros espacios más tradicionales, un conjunto caótico y cosmopolita, que invitaba a adentrarse en su ritmo y energía.

Además de caminar por sus calles, fue necesario utilizar los tuk-tuk, como medio de transporte para desplazarse por la ciudad, no sin antes, decir a dónde queremos ir y pactar el precio, todos los viajes fueron muy divertidos, puro ritmo; Como ese ritmo de los bangkokianos al tomar y bajarse de los buses, asombroso, cómo se suben y bajan con el bus, en pleno movimiento, porque éste no se detiene.

Una de las visitas imprescindibles es el Gran Palacio Real, un conjunto de edificios y zonas ajardinadas, donde los colores del budismo sorprenden, los amarillos, dorados, naranjas, que reflejan la luz de Buda, acogiendo al Buda Esmeralda, de pequeñas dimensiones, pero muy venerado y visitado.

Impacta ver esos colores al aire libre, generando una estética única y muy vistosa.

También la capital tailandesa tiene un pulmón verde, un espacio abierto, incluso con zonas de juego, el Parque Lumphini, en el centro de la ciudad, tranquilidad en medio del bullicio urbano y tráfico feroz.

La comida en Bangkok significa vivir la esencia tailandesa gastronómica, con el picante, los pequeños pimientos rojos, las guindillas y los clásicos Pad thai, fideos con pollo o camarones, con muchos puestos de comida callejera y venta ambulante.

El atardecer llegaba pronto a Bangkok, y pasear por la calle de Khaosan Road, turística, animada, mochilera, con luces, bares, tiendas, llevó a vivir un ambiente internacional, aquí se encontraba de todo, hasta insectos cocinados, y por su puesto, los thai massage, los masajes tailandeses pero en multitud, en el exterior, dadas las temperaturas tropicales de la ciudad.

El alojamiento fue cercano a la zona de Khaosan Road, hasta las tres de la madrugada se escuchaban sonidos lejanos de música de las terrazas, pero era necesario descansar.

Me guardo de Bangkok esos contrastes de un pasado, con casas de madera, barcas de popa larga, templos dorados, comida callejera, que intenta pervivir con un presente cargado de rascacielos vanguardistas, vehículos, bares luminosos, restaurantes, diferencias que enriquecen a una capital abierta a todos sus visitantes, en la que pude observar, por primera vez, el saludo thai, la mejor sonrisa, que aunque universal, allí es peculiar, igual que el saludo juntando las manos, con una suave inclinación, hacia delante.

El nombre de Bangkok tiene su origen de una pequeña aldea de pescadores  llamada Ban Kok, pequeña población que sentó las bases del comercio entre Europa y sudeste asiático, como así se ha demostrado hasta la actualidad.

En Bangkok casi se une el día y la noche, la vida parece que no quiere pararse en una ciudad que acoge a todo el mundo, tratando a sus visitantes como casi de su propia familia, intentando agradarlos.

Enlace de interés: https://www.turismotailandes.com/

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