COSTA GALLEGA: RUTA LITORAL POR CAMARIÑAS Y CABO VILÁN, EL BRAVÍO DEL OCÉANO ATLÁNTICO; Por Rosana Saburo

El corazón de la Costa da Morte nos sorprendía en forma de paisajes, con playas, calas y pueblos como el de Camariñas.

La ruta litoral de Camariñas nos ofrecía pasear por un Sendero Azul, itinerario señalizado de alto valor medioambiental.

La costa gallega en esta zona de Rías Altas mostraba un día con mar en calma, viento que acariciaba nuestro recorrido hacia cabo Vilán.

El aire puro dirigía a aves marítimas, algunas invernando del frío intenso europeo, gaviotas, cuervos marinos, se dejaban posar en piedras erosionadas que daban juego a multitud de morfologías.

El viento soplaba más intensamente, dando fuerza al parque eólico, que intentaba camuflarse en una de las zonas más bellas de la Costa da Morte.

La batalla a favor del medioambiente estaba delante de nosotros, en siluetas de grandes torres y palas movidas por la brisa del Atlántico.

Algunos bancos para sentarse nos dieron una parada obligada para admirar el paisaje y ahí estaba el cabo Vilán, su nombre en gallego, también cabo Villano, declarado monumento natural.

El cabo avanzaba hacia el mar, la torre granítica, altiva, como retando al océano fue testigo de tempestades, aguas bravas, salvajes, pero también perfilando leyendas y misterios.

Muchos barcos se perdieron en la costa de Camariñas, tornando a esta zona en uno de los puntos con mayor  número de siniestros de embarcaciones, sobresaliendo el naufragio del acorazado inglés HMS Serpent en 1890 en punta de O´Boi, pereciendo 172 tripulantes.

Su recuerdo se quedará en el Cementerio  de los Ingleses, incluido en la ruta Europea de Cementerios Singulares.

Un mar de vidas, vidas para recordar y vidas nuevas que marcarán una costa peligrosa, con fuertes vientos, nieblas, regalándonos a la vez, una gran biodiversidad, en espacios naturales.

Camariñas se mezclaba con valores ancestrales como el encaje, de valor internacional, el protagonista, el trabajo de las palilleras tejiendo delicadas piezas con nombre propio.

La Muestra Internacional del Encaje de Camariñas celebrada desde el año 1991, durante Semana Santa muestra el gran valor artesanal de estas labores.

La despedida de Camariñas fue en su puerto, con las pulpeiras, perfectamente organizadas para  su traslado posterior a las embarcaciones, dando seña de identidad gastronómica a este enclave.

El día se nos escapaba recordando un paisaje marítimo rico en flora, fauna que hipnotiza al igual que el tejer del encaje de bolillos, con historias ligadas al movimiento bravío del Atlántico que nos dejó las vidas de muchos tripulantes que viajaban a otros lugares y de paso,  encontraron el rugido y desgarre de una costa única, la gallega.

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