PUERTO DE SÓLLER, MALLORCA, ENTRE MONTAÑAS, VALLES Y EL MEDITERRÁNEO; Por Rosana Saburo

Apurábamos los últimos días en la isla de Mallorca, nos adentrábamos de nuevo en la Sierra de Tramontana, almendros y olivos protagonistas en fincas a pie de carretera.

Veíamos la entrada al túnel de Sóller que separa el puerto de Sóller y Palma de Mallorca, sin embargo, dejábamos a un lado la comodidad del acceso a través del túnel y decidimos tomar la carretera antigua, con subidas y bajadas hasta llegar a nuestro destino.

Muchas curvas pero buenas vistas, la carretera antigua ahora poco transitada, sí para ciclistas y otros conductores que optaban por esta otra vía de llegada al puerto de Sóller.

La bajada estaba más sombría, dejaba ver los efectos de las últimas lluvias en la isla, la tierra empapada de agua, de repente, apareció el famoso e histórico tren de  Sóller, integrado en el paisaje.

 Como una perfecta máquina del tiempo, ahí estaba el tren turístico que une Palma y Sóller, de madera, manteniendo máquinas desde que  inició su andadura a primeros del S.XX, toda una experiencia, cambiando los cítricos que transportaban a la capital por turistas en la actualidad.

La llegada al puerto de Sóller nos regaló una buena vista de la bahía, de un puerto protegido, pequeñas embarcaciones, yates fondeados en aguas tranquilas, cristalinas, algunos en tareas de compras  para continuar después la travesía; También canoas, y tablas a remo se mezclaban con estas embarcaciones, disfrutando de un buen día de mar.

Los pinos daban buenas panorámicas para hacer fotos, las montañas, la bahía, el puerto, las playas, arenas doradas, nos mostraban que teníamos que seguir descubriendo este rincón marítimo.

El paseo marítimo con restaurantes, tiendas, terrazas a pie de mar, los bañistas tocando arenas doradas, los más pequeños en el agua, sin aglomeraciones, y el tren pasando muy cerca de este espacio seguro antes tocado por el mar Mediterráneo.

Puerto de Sóller enclave mediterráneo que mantuvo aires tradicionales en un desarrollo turístico no excesivo, muy codiciado, quizás porque su posición entre montañas, valles y mar lo han convertido en inexpugnable.

Ahora el puerto de Sóller abierto al turismo, sin olvidar su origen pesquero, frutas cítricas que impulsaron muchas economías regresando a Sóller para dejar su impronta en bellos edificios modernistas.

 Volver a Sóller para quedarse, disfrutar de un puerto y de un pueblo que aspira a mantener sus raíces con sus visitantes.

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SIERRA DE TRAMONTANA, NATURALEZA SALVAJE EN MALLORCA; Por Rosana Saburo

La isla de Mallorca guarda un tesoro natural en su noroeste en forma de sierra, montañas, acantilados, profundidades, calas y todo un espacio auténtico para perderse y descubrirlo.

Continuación del Sistema Bético peninsular, macizos montañosos siguen desde la península hacia el mar plegándose en Baleares.

La Sierra de Tramontana toma su nombre del viento norteño, frío, del mar, también pirenaico, es la tramontana, originando un clima propio en la isla de Mallorca,  también condiciones idóneas para la descarga de borrascas mediterráneas.

La Sierra de Tramontana, nevada en invierno, con el pico más alto Puig Mayor (1445 m), da forma a embalses importantes y deja bajar el agua de lluvia en forma de torrentes hacia el mar, recordándonos que la naturaleza tiene su sitio.

Geológicamente la Sierra de Tramontana es joven, ofreciéndonos paisajes únicos, pinares volcados hacia el mar, miradores, muchos con torres de defensa en puntos estratégicos, rutas de senderismo en forma de gran ruta, GR, que guían hacia rincones de una Mallorca auténtica, cambiante, colores especiales en atardeceres brillando en rocas kársticas.

La admiración del paisaje transmite paz, dirigiendo distintas paradas en pueblos de la comarca, algunos de ellos, Deià, Soller, Valldemosa.

La Sierra de Tramontana y sus pueblos han logrado la catalogación de Paisaje Cultural como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El paisaje natural y los distintos pueblos que han vivido en esta sierra han perfilado un modo de vida, bancales para cultivos, carboneras, bodegas, caminos para  ventas clandestinas, paisajes ganados a la montaña.

Ejemplo de hábitat natural y humano pero también de roces, aspectos sobre los que se aprende que si no se respeta el ritmo natural, la sierra no dará las oportunidades para la vida en ella.

Esta acreditación de la Sierra de Tramontana como Paisaje Cultural asegura la continuidad, conservación y mejora del espacio natural y actividad humana, promoviendo la visión sostenible y equilibrada.

Que la naturaleza salvaje siga en este rincón mallorquín.

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